La prosocialidad sería un concepto antónimo al concepto antisocial. Puede aplicarse a las organizaciones, comunicación familiar, educación...Si lo aplicamos a temas relacionados con la sanidad o la salud mental, se trata de que el receptor se sienta satisfecho (no solo intenciones), de dar un plus de calidad al rol, de acoger cómo lo vive, de crear relaciones de confianza…
¿En los centros de atención sanitaria puede aplicarse la comunicación, las actitudes y las acciones prosociales en tan solo 8 minutos? Parece difícil, pero puede ser. Requisitos: mirada al paciente que entra, feedback de acogida de lo que ha dicho, dar participación en el tratamiento, etc.
Un profesional que se pone en el lugar del cliente, que le observa con interés, y que hace algo excepcional más allá de su deber, o rol por el que recibe un salario, está incorporando elementos de la prosocialidad. Hay descentramiento del propio espacio psíquico para entender lo que el cliente transmite y/o solucionar el motivo de consulta.
También aporta beneficios psíquicos al emisor en percepción de logro y de eficacia.
El modelo de Comunicación Prosocial de Calidad (CCP) está compuesto por 17 factores (Escotorín, 2008):
1. Disponibilidad como receptor.
2. Oportunidad como iniciador.
3. Vacío de uno mismo.
4. Vivir el presente con plenitud.
5. Empatía, reciprocidad y unidad.
6. Confirmación de la dignidad del otro.
7. Valoración positiva del otro.
8. Escucha de calidad.
9. Emisión de calidad.
10. Aceptación de lo “negativo”.
11. Resolución de conflictos desde una perspectiva diferente.
12. Elaboración compartida de las decisiones.
13. Información suficiente, no excesiva, pertinente, relevante.
14. Apertura y revelación asertiva de las emociones positivas y negativas.
15. Verificación y control del proceso comunicativo.
16. Explicitación prosocial de las reglas estructurantes del sistema y básicas de la conversación.
17. Cultivar un objeto empático concreto.