Históricamente, se han utilizado diversas
sustancias para quitar la ansiedad (ansiolíticos), por ejemplo, el
alcohol, el opio, los barbitúricos o el meprobamato.
En los años 70 se inicia la regulación de
las benzodiazepinas, con menos efectos secundarios, menos adicción
y más seguridad por sobredosis que el meprobamato. Son las más utilizadas a
nivel sanitario.
Las benzodiazepinas aumentan la acción
natural del neurotransmisor GABA (ácido gamma-aminobutírico), produciendo una
acción adicional (frecuentemente excesiva) de inhibición neuronal. Se produce
un aumento en la actividad de los receptores gabaérgicos tipo A (facilitador
del GABA).
Acciones
terapéuticas son ser ansiolítico, hipnótico, anticonvulsivo o
miorrelajante. Efectos negativos pueden ser: cardiovasculares
(taquicardia y palpitaciones), en aparato digestivo (sequedad de boca,
estreñimiento y aumento elevado de apetito) y en el sistema nervioso central
(sedación excesiva, reducción de coordinación motora, bajo rendimiento
intelectual, amnesia anterógrada, etc). La actividad de las benzodiazepinas se
reduce después de seis a ochos semanas de su uso. Producen mayor
síndrome de abstinencia: midazolam, triazolam, alprazolam, bromazepam o
lorazepam. Producen menor síndrome de abstinencia: clonazepam,
diazepam y clobazam.